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El pasado día dos de octubre, mientras miles de personas se congregaban en la plaza de Oriente de Madrid, frente al palacio real, un centenar de individuos decidían cuál sería la ciudad que albergara los juegos olímpicos de 2016. Madrid estaba entre las cuatro que pasaron el último corte, junto a Río de Janeiro, Chicago y Tokio.
Tras horas de exposiciones en un día como no se recuerda en el COI, Río de Janeiro, una de las principales ciudades de Brasil fue la elegida para albergar los juegos que probablemente más entusiasmo socio-político han levantado en la historia; no faltó nadie a la cita: desde Obama –presidente de Estados Unidos- que acudió a la ayuda de Chicago, hasta Lula –presidente de Brasil- que llegó a Copenhague con el objetivo de dar por primera vez en la historia unos juegos olímpicos a Suramérica, pasando por los Reyes de España o el primer ministro de Japón.
De nada sirvió el llamamiento al corazón, a los sentidos, ni a los sentimientos: los miembros del COI iban con las ideas claras. Tokio quedó descartada junto a Chicago, que despertó del sueño que horas antes había comenzado tras el anuncio de la visita de Obama. Pero lo cierto es que unos juegos olímpicos no los da la visita de un importante mandatario –para sorpresa de Obama y los suyos- sino el compromiso político, social, económico e institucional. Y eso sí lo tenía Madrid.
La decisión estaba tomada
En la votación final, Madrid quedó sola ante el peligro, ante el gigante Brasileño: Río de Janeiro. Ciertamente, pocos creían en una victoria para Madrid, pero tras la presentación de nuestra candidatura y la eliminación de Chicago de un plumazo, todo parecía de cara. Samaranch apeló a sus colegas a un último favor, pero los del COI demostraron –como ya han hecho muchas veces- que los juegos olímpicos no se ganan a base de peticiones, ni que tampoco los gana el mejor.
Madrid era la mejor candidatura, pero no la más atractiva para un centenar de personas que, aunque tengan la vida resuelta, no desechan la oportunidad de sacar tajada. Río fue votada por 64 de los casi cien miembros del COI, frente a 32 votos para Madrid. La decisión estaba tomada. Los del COI de CORAZÓN no entienden NADA. El lema de Madrid 2016 acabó siendo la nota irónica de la jornada: la famosa corazonada se había roto en mil pedazos.
número - Nº59
Emergencia global
En las últimas semanas hemos asistido a una emergencia sanitaria global. Gripe Porcina: es el nombre del virus que, al parecer ha causado (hasta el momento) 200 víctimas mortales y más de 1000 afectados en el lugar de origen: México. El país se ha visto desbordado por una epidemia que lo ha convertido en el punto de atención del mundo.
En los cinco continentes se han dado casos de posibles infectados.
La OMS (Organización Mundial de la Salud), así como los diversos organismos internacionales actuaron de forma rápida, aunque no muy contundente.
Países como Francia han pedido repetidamente el cierre de las fronteras con México; además, esta semana personal del Aeropuerto Internacional de Paris, se negó a manejar equipaje procedente de España porque, según ellos, en nuestro país no se están tomando medidas para frenar la epidemia. Pero excepto la francesa y ,algún caso aislado en Asia, las reacciones del conjunto de países afectados ha sido ejemplar. Se han llevado a cabo –al menos hasta el momento- medidas para prevenir una pandemia, como la adquisición de millones de vacunas o el seguimiento de los pasajeros procedentes de México.
Ante un problema de estas características, la OMS decidió cambiar el nombre de la gripe de “porcina” al de “nueva gripe” o “gripe A”. La medida, adoptada para no dañar al sector porcino, se ha tomado para evitar reacciones ya ocurridas anteriormente, como con la gripe aviar, que produjo un fuerte descenso de la demanda de productos avícolas.
La “nueva gripe” ha demostrado que -aunque sólo sea por una vez- no hemos tropezado con la misma piedra. La emergencia sanitaria surgida de una granja a cientos de kilómetros de distancia de la capital mexicana, nos ha demostrado que no somos inmunes.
La reacción por parte de los organismos ha sido ejemplar –de nuevo- (y ya van varias veces en los últimos meses). Los “jefes de todo” se han tenido que poner de acuerdo y nos han enseñado que ante crisis globales, sólo caben respuestas globales.
editorial 24/4/09 - nº58
Los piratas del siglo XXI
Valor, fuerza, valentia… Son las características necesarias para ser un pirata en nuestros días. Características que sumadas al hambre, la corrupción o la miseria forma una mezcla peligrosa.
Los piratas de hoy en día poco tienen que ver con aquellos piratas del siglo XV, piratas que abordaban los barcos para quedarse con sus cargas. Ahora el valor está en la vida de los tripulantes, que durante días son retenidos para exigir rescates millonarios. Los piratas del siglo XXI poco tienen en común con aquellos hombres de pata de palo o con parches en los ojos; los piratas de hoy, probablemente, estén sentados frente al televisor cuando se enteran de las hazañas de sus hombres, sus marineros, aquellos a los que los medios acusan como responsables. Autores sí, responsables, probablemente no. En países como Somalia, donde por ejemplo el PIB per cápita es de 600$ (el PIB per cápita en España es de 32.066$) los piratas, para bien o para mal son una gran fuente de ingresos. 35 millones de Euros cobraron el año pasado en rescates, dinero que no va a parar a aquéllos que se adentran miles de kilómetros mar a dentro.
Conviene recordar que muchos de estos rescates se firman en despachos de ciudades como Londres. Suena irónico, pero la piratería, un “negocio” tan antiguo también sufre los cambios de la Globalización y si esta noche secuestran a unos pescadores frente a las costas de Somalia, quizás mañana se negocie el rescate en Londres y pasado el dinero de dicho rescate vaya a parar a Nueva York, París o Zurich.
Son las paradojas de nuestra época, en la que mandamos buques de guerra para acabar con un problema que empieza –como casi todos- en los despachos.
LE PUIG 2009
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Obama y el cambio
¿Quién le iba a decir a George Washington, primer presidente de los EEUU que en el siglo XXI, concretamente en el 2009 que un hombre de color “negro” se haría presidente de los EEUU?, ¿quién se lo iba a decir a Roosevelt, que fue un presidente que lucho en la crisis del 29? Y así todos los presidentes de los EEUU; quién les diría que en 2009 habría un presidente de color, quién se lo diría a la sociedad americana hace unos pocos años. Hay que recordar que hasta mediados del siglo XX esta sociedad se caracterizaba por la esclavitud y el racismo.
Pero está claro que Estados Unidos y el mundo en general necesitábamos un cambio. Sobre todo por la gran crisis que azota en este momento a todo el planeta. A Barack Obama le costó mucho llegar a donde hoy está; no es fácil llegar a la Casa Blanca. El pueblo americano consideraba que en estos tiempos de crisis era bueno que algo cambiase. Y el cambio fue ese: un presidente que aspira a solucionar esta crisis mundial, como hiciese en su día Roosevelt, por lo menos intentarlo. Obama realizó una magnífica campaña y derroto al candidato republicano McCain por bastante diferencia. Las palabras que mas dijo Obama fueron change (cambio) que era uno de sus su eslóganes y el famoso yes we can, un himno que dio la vuelta al mundo.
Obama antes de llegar a ser presidente fue senador de los EEUU entre los años 2005 y 2008. Mucha gente tiene esperanzas en él para que le de un giro a esta crisis, y que de una vez por todas se acabe, por eso el pueblo americano le voto, porque se necesita un cambio ya, y no creo que este sea el último cambio que vaya a producir en la sociedad actual. Porque no creo que uno solo pueda arreglar esta crisis, no creo que él solo sea capaz de restaurar la economía, por eso deberá haber más cambios en los gobiernos de distintos países. Pero en general el mundo entero coincide con que Obama va a cambiar la forma de ver la economía. Los ojos del mundo están muy pendientes de él para ver los cambios que puede hacer. Por ahora Obama no ha hecho más que empezar a restaurar la economía mundial; pero la frase que se espera oír una vez haya acabado la crisis es: Yes, he could, que significa “si, él pudo”, esta frase la esperamos oír en un tiempo con respecto a la crisis. Obama solo ha comenzado su mandato y todavía no hay resultados, pero en un futuro no muy lejano seguro que los habrá.
Sergio Moraleda - LE PUIG 2009
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